La hipertensión es el término que se utiliza para describir la presión arterial alta, siendo ésta una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. “Si se deja sin tratamiento, la presión arterial puede llevar a muchas afecciones médicas, estas incluyen enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal, problemas en los ojos, entre otros problemas de salud”, resalta Valeria El Haj, directora médica de la obra social de los empleados de asociaciones deportivas y civiles (Ospedyc).

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Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números: el número superior se denomina presión arterial sistólica y el número inferior se llama presión arterial diastólica. Por ejemplo, 140 sobre 90 (escrito como 140/90 mm Hg).

Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es menor a 140/90 mm Hg.

Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando uno o ambos números de la presión arterial son mayores de 140/90 mm Hg.

Si una persona tiene problemas cardíacos o renales, o si tuvo un accidente cerebrovascular, es posible que el médico le recomiende que su presión arterial sea incluso más baja que la de las personas que no padecen estas afecciones.

La hipertensión arterial, esa “enemiga silenciosa”

Causas

La doctora El Haj señala que son muchos los factores que pueden afectar la presión arterial, entre ellos:

• La cantidad de agua y de sal que una persona tiene en el cuerpo.

• El estado de los riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos.

• Los niveles hormonales.

A medida que una persona envejece es más propensa a tener una presión arterial demasiado alta y esto se debe a que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con la edad, y cuando esto sucede, la presión arterial se eleva. La hipertensión arterial aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o muerte prematura.

Quienes corren mayores riesgos de sufrir hipertensión arterial suelen ser personas con problemas de obesidad, diabetes o con antecedente familiar de hipertensión arterial. El estrés, el consumo excesivo de sal y/o alcohol (más de un trago al día para las mujeres y más de dos al día para los hombres) y el tabaquismo también aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad.

La hipertensión causada por otra afección o por un medicamento que esté tomando se denomina hipertensión secundaria. Esta puede deberse a enfermedad renal, trastornos de las glándulas suprarrenales, embarazo o preeclampsia, hiperparatiroidismo, medicamentos como anticonceptivas, pastillas para adelgazar, algunos medicamentos para el resfriado, medicamentos para la migraña, corticosteroides, algunos antipsicóticos y ciertos medicamentos utilizados para tratar el cáncer, estrechamiento de la arteria que irriga sangre al riñón (estenosis de la arteria renal) y apnea obstructiva del sueño (AOS).

Síntomas de alarma

En la mayoría de los casos, no se presentan síntomas, por lo cual las personas pueden sufrir enfermedad cardíaca y problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.

Sin embargo, la hipertensión maligna es una forma peligrosa de presión arterial muy alta y los síntomas incluyen:

• Dolor de cabeza fuerte

• Náuseas o vómitos

• Confusión

• Cambios en la visión

• Sangrado nasal

Detección temprana

Un diagnóstico temprano de presión arterial alta puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, problemas visuales y enfermedad renal crónica.

“El médico de cabecera medirá la presión arterial muchas veces antes de diagnosticarle hipertensión arterial. Es normal que su presión arterial sea distinta según la hora del día”, explica la especialista. Y agrega: “es probable que además se recomiende llevar a cabo un examen físico para buscar signos de enfermedad del corazón, daño a los ojos y otros cambios en el cuerpo”.

Recomendaciones

• Consumir una alimentación cardiosaludable que incluya potasio y fibra.

• Aumentar el consumo de agua.

• Realizar al menos 40 minutos de ejercicio aeróbico de moderado a vigoroso (3 a 4 días a la semana).

• Dejar de fumar.

• Reducir la cantidad de alcohol que toma a 1 trago al día para las mujeres y 2 para los hombres o menos y considere dejar de tomar totalmente.

• Reducir la cantidad de sodio (sal) que consume. Intentar consumir menos de 1,5 mg por día.

• Reducir el estrés. Tratar de evitar factores que le causen estrés, y pruebe con meditación o yoga para desestresarse.

• Mantener un peso corporal saludable

• Los mayores de 18 años deberían medirse la presión arterial cada año.